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  • José Musse

Cuando uno quiere ser mejor, pero los otros no


Hay muchos bomberos apasionados, que tienen el auto entrenamiento como filosofía de vida. Quieren hacer mejor las cosas. Desafortunadamente una inmensa mayoría de bomberos sudamericanos no tardan en darse cuenta que sus colegas, aquellos que visten el mismo uniforme no comparten esa misma filosofía ni estilo de vida.


¿Qué se puede hacer? No mucho. Creo en promover el cambio con el ejemplo, empezando con uno mismo. Si quiere bomberos mejor entrenados empiece consigo mismo e invite a otros hacer lo mismo, uniéndose, compartiendo literatura, videos. Creando grupos de estudio y prácticas. Creé uno que me dio muchas alegrías y fue la base de aprendizaje y mejora.


Si eso no funciona, debe preguntarse uno mismo las razones por las que desea ser parte de un servicio mediocre. En mi caso, entendiendo que la mediocridad era el estándar que me rodeaba y queriendo más de la vida, decidí irme del Cuerpo de Bomberos.


Uno es lo que lo rodea. Nos alimentamos no solo de comida, sino de conversaciones, actitudes, personalidades. Debemos ser cuidadosos y selectivos de lo que leemos, escuchamos y de las personas con las que compartimos el tiempo. Nunca me ha temblado la mano para alejarme o alejar gente de mi vida.


Lo deje estampado como la Reglas 32 de Bomberos “Una organización inepta, corrupta y perezosa puede ser la cuna de un gran bombero pero nunca su casa” Llega un momento en que es mejor irse, de lo contrario uno, con su presencia avala situaciones cuestionables. Si se es oficial la situación es peor. Se es responsable si o si.


Hay bomberos tan incompetentes que son un peligro para la sociedad y para ellos mismos. Uno puede hablarles, aconsejarles pero si no cambian no hay mucho que hacer. No se puede trabajar con ellos, no se puede contar en ellos, pueden poner la vida de uno en peligro, así que tampoco uno puede dar el cien por ciento en la respuesta a emergencias, porque se está solo.


He conocido personas que no eran muy brillantes, probablemente nunca debieron ser admitidos en el servicio de emergencia. Cuatro se accidentaron, uno era de la defensa civil y en un ejercicio de sogas se precipitó a su muerte, otros tres eran bomberos. Murieron bajo circunstancias que no debieron pasar. Triste, pero no se puede hacer mucho cuando la organización acepta a cualquiera, no selecciona con cuidado y no entrena bien.


Puedo ayudar a entrenar al que quiere mejorar, pero el perezoso que no quiere hacer nada y que está convencido que su presencia es un regalo de Dios, no. Si se accidenta es su responsabilidad y de la institución que lo admitió, si fallece en un accidente es su responsabilidad y de los responsables de la institución que lo admitieron y mantuvo en actividad.



José Musse

New York


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